FESminismos – Democracia y Feminismos

El proyecto regional FESminismos – Democracia y Feminismos de la Fundación Friedrich Ebert (FES) en América Latina y el Caribe con sede en Santiago, Chile, se remonta a la generación de una red de feministas – bajo el lema #ElFuturoEsFeminista - enfocada en la economía feminista que se fundó en 2018. En 2023 se da inicio al proyecto regional, buscando canalizar y amplificar el trabajo de larga trayectoria en temas de igualdad de género con y desde las oficinas nacionales de la FES en América Latina y el Caribe y dándole seguimiento a la red de feministas generada en 2018.

El proyecto se centra en potenciar redes entre mujeres progresistas quienes trabajan por la igualdad de género a nivel local, nacional, regional y global, para apoyar su incidencia en las políticas públicas que impactan directamente en la vida de las personas y las cuales actualmente discriminan activamente o dejan en desprotección sobre todo a mujeres, niñas, la comunidad LGBTIQ+, pueblos indígenas, personas afrodescendientes, personas con discapacidad y otros grupos marginalizados.

Para ello FESminismos trabaja con mujeres de movimientos sociales, academia, política, partidos, gobiernos y ONGs, generando espacios de intercambio e insumos para apoyar su trabajo en conjunto y con otros actores. 

¿Por qué un proyecto regional enfocado en democracia y feminismos?

Tenemos la convicción que los feminismos son una fuerza transformadora potente que tiene presencia e incidencia en toda América Latina y el Caribe. Ha logrado avances en el debate público y políticas para lograr la inclusión de una perspectiva de género y combatir la gran brecha de género que existe en la región. También pone en la mesa un sinnúmero de aportes a todas las disciplinas, ofreciendo una perspectiva alternativa a capitalismo y extractivismo, para crear economías, políticas y sociedades más inclusivas, más justas y más democráticas. “No hay democracia sin feminismo” decía la politóloga chilena Julieta Kirkwood ya en los años 80. Los actores anti-democráticos en la región y a nivel global han tendido a caracterizarse por su retórica anti-feminista o derechamente misógina. Su influencia ha significado un retroceso para los derechos de las mujeres, pero también de personas de la comunidad LGBTIQ*, pueblos indígenas, afrodescendientes y otros grupos. La participación plena en la vida pública por parte de la mitad de la población y también de otros grupos discriminados, es un tema de democracia. No hay democracia plena si discriminación y violencia impiden la garantía de los derechos humanos – tanto políticos, como sociales y culturales – de una parte de la población.